Franco Leonel Naranjo, el joven metanense que venció las adicciones y brilla en el boxeo

Franco Leonel Naranjo sabe lo que es tocar fondo y volver a levantarse. Entre 2019 y 2022, cayó en el mundo de las adicciones, una etapa que su madre describe como “un infierno”. Fue entonces cuando sus padres, Fátima Gabriela Narváez y Milagros Naranjo, tomaron la difícil decisión de mudarse al sur del país en busca de un cambio de vida y una oportunidad de rehabilitación para su hijo.

“Mi hijo estaba perdido. Vivíamos en un infierno. Pero nunca bajamos los brazos, porque sabíamos que merecía otra oportunidad. Hoy nos sentimos orgullosos de haber hecho todo lo posible por él”, relató su madre, con la esperanza de que la historia de Franco inspire a otras familias.

El joven recuerda que su caída comenzó con el alcohol, luego el cigarrillo y la marihuana, hasta llegar a drogas más duras como la cocaína y la pasta base. “Yo le levanté la mano a mi viejo varias veces, estaba perdido, tuve problemas con la policía. Es muy difícil salir, pero se puede”, confesó.

El punto de quiebre llegó cuando se acercó a un gimnasio. Allí encontró no solo un espacio de entrenamiento, sino también un grupo humano que lo apoyó en cada paso. “Siempre me gustó el boxeo, pero nunca lo había encarado en serio. Conocí a mi profesor, le conté mi historia y me abrió las puertas. Desde entonces, entreno a fondo todos los días. Vengo invicto, con seis peleas ganadas, una de ellas en Chile, donde salí campeón internacional. También soy campeón santacruceño y este sábado voy por los Guantes de Oro”, contó con orgullo.

Su rutina es intensa, corre 20 kilómetros diarios, entrena doble turno y cuida cada detalle de su alimentación. “Mi sueño es vivir del boxeo y ser campeón mundial. Mis referentes son Nicolino Locche y el ‘Pitty’ Cruz. Estoy muy agradecido a Dios, a mis padres y a mi profesor, porque sin ellos no estaría donde estoy”.

Franco no olvida el rol de su familia, “Muchos decían que me dejaran tirado, que no servía. Pero mis viejos nunca me soltaron la mano. Ahora mi deber es devolverles todo lo que hicieron por mí. Quiero que mis hermanitos y mis padres estén bien. Ellos estuvieron cuando más los necesitaba”.

El joven quiso dejar un mensaje para quienes atraviesan situaciones similares, esprando que su historia, sea de ejemplo para mucho.

“Salir se puede. La familia nunca tiene que abandonar a los pibes, porque eso los hunde más. Con apoyo y fe, siempre hay una luz al final del túnel. Hoy estoy feliz, entrenando, soñando, y con la convicción de que lo mejor está por venir” concluyó.