Una vecina de Metán junta firmas para expulsar a una presunta narco del barrio: "Perdí un hijo por la droga"

Celestina Paz, una vecina de Metán, encabeza una recolección de firmas para expulsar del barrio Los Laureles a una mujer que estaría vinculada a la venta de drogas. Su iniciativa generó un fuerte respaldo comunitario y abrió un debate sobre el rol de las autoridades ante una problemática que golpea a los jóvenes de la ciudad.

METAN04/09/2025Juan Cruz GorositoJuan Cruz Gorosito
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Una historia cargada de dolor, coraje y determinación sacude por estas horas a la comunidad metanense. Celestina Paz, una vecina de la ciudad, comenzó una recolección de firmas para exigir la expulsión de una mujer a la que acusa de vender estupefacientes en el barrio Los Laureles. “Lo hago por mis hijos, por mis nietos y por todos los chicos del barrio. No quiero que terminen muertos”, declaró con contundencia.

La iniciativa de Celestina rápidamente se viralizó en redes sociales y generó una ola de apoyo entre vecinos que, como ella, denuncian la falta de acción concreta de las autoridades frente al avance del narcotráfico a nivel barrial. La mujer asegura que el crecimiento económico de la denunciada está directamente vinculado a la venta de drogas, y que todos -incluyendo la policía- conocen su accionar.

“Yo perdí un hijo por las drogas. Y tengo otro que desde los 13 años está en consumo. Lo interné en varias provincias, hice lo que pude. Pero cada vez que vuelve, se junta con los mismos chicos y vuelve a caer. Y todos compran ahí”, relató la mujer, con la voz quebrada.

La mujer denunció además que la supuesta vendedora, identificada como “Gloria”, no solo comercializa droga abiertamente, sino que también hostiga a los jóvenes que transitan frente a su casa. “Los manda a correr, los golpean. A mi hijo lo patearon, y fue ella con su marido y su hijo los que lo atacaron”, afirmó.

Entre los testimonios que compartió, relató un episodio ocurrido el pasado fin de semana que habría sido el punto de quiebre para hacer pública la situación, una pelea donde su hijo fue agredido violentamente, presuntamente bajo instigación de la propia denunciada. “Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Yo sé que es peligroso hablar, pero alguien tiene que hacer algo”, dijo.

Consultada sobre posibles represalias, Celestina fue categórica: “No tengo miedo. Si uno tiene miedo, no llega a ningún lado. Ya me mandaron a decir que me cuide, que van a traer gente de Salta. No me importa. Que lo hagan. Pero acá también tenemos gente que pesa”.

La mujer explicó que al principio no denunció formalmente, por temor, por soledad y también por descreimiento. “Nadie te ayuda. Fui a tribunales, a derechos de la niñez, y no me ayudaron. Solo la iglesia cristiana me tendió una mano”.

Paz afirma que muchas madres se le acercaron llorando, pidiéndole consejo sobre cómo ayudar a sus hijos adictos. “La gente tiene que despertar. No hay que tener miedo. Nos estamos quedando sin juventud en Metán”, reflexionó.

El caso vuelve a poner en evidencia la preocupación de los vecinos de Metán frente al avance del narcomenudeo y la falta de respuestas eficaces por parte de las instituciones. En barrios donde la presencia del Estado es débil, los testimonios como el de Celestina reflejan una realidad urgente, la droga no solo destruye vidas, también destruye el tejido social.

Por lo pronto, Celestina seguirá adelante. “No voy a parar hasta que esa mujer se vaya. No por mí, sino por todos los chicos que todavía tienen una oportunidad”.

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