Caso Jimena Salas: testigos vinculan a los acusados con el auto, el perro señuelo y un llavero clave

La causa por el brutal femicidio de Jimena Salas, ocurrido en enero de 2017 en la localidad salteña de Vaqueros, sumó este miércoles nuevos testimonios clave que refuerzan la acusación contra Adrián Guillermo y Carlos Damián Saavedra, quienes enfrentan cargos por homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, premeditación y femicidio.

En el marco del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal N°6, una vecina del barrio San Nicolás declaró que el día del crimen, tras dejar a su hija en la escuela, pasó por la casa de la víctima y observó un vehículo negro de vidrios oscuros estacionado en la puerta, con la trompa apuntando hacia el pasaje. Más tarde, al ser exhibida una imagen en la audiencia, reconoció el automóvil como un Volkswagen Vento color marrón, secuestrado a los acusados durante la investigación.

Otra vecina relató un hecho ocurrido el mismo 27 de enero, cuando un hombre se presentó en su casa con un caniche toy gris, ofreciéndoselo insistentemente. Según su testimonio, el desconocido incluso cambió de excusa y terminó pidiéndole una lapicera. Afirmó haberlo visto dos veces ese día: en la primera instancia frente a su casa, y luego, por la ventana, cuando subía a un auto que estaba estacionado sobre calle Las Virginias. Más adelante, vinculó al sujeto con las imágenes difundidas por los medios en 2017, y lo asoció con uno de los acusados por sus rasgos físicos y por el vehículo en el que se movilizaba.

También se presentó una testigo que en 2015 confeccionó llaveros con el escudo de Gimnasia y Tiro —equipo del que son hinchas los Saavedra—, y que reconoció como idéntico al que se ve en una de las últimas fotos tomadas por Jimena Salas antes de ser asesinada. En esa imagen, captada por la propia víctima con su celular, aparece una silueta masculina cargando un caniche toy.

Otro testimonio relevante fue el de la exnovia de uno de los acusados, quien mantuvo una relación con él entre 2015 y 2021. Aportó que en noviembre de 2016 su pareja le regaló una perrita caniche toy gris, comprada en un shopping y llamada "Bonis" —o "Chichita" en la intimidad—, la misma que fue identificada por testigos como la que portaba el hombre que intentó entrar a casas en el barrio el día del crimen. Confirmó que la mascota vivía con él y que acostumbraban a intercambiar fotos y videos hasta que murió en mayo de 2018.

Durante su declaración, también se le mostraron fotografías y videos en los que reconoció una mochila tipo militar, un buzo negro y un llavero como objetos usados por su entonces pareja. Al ver las imágenes tomadas por la víctima antes de su muerte, confesó haber entrado en “shock” al notar la similitud de la silueta y la perrita con su entorno íntimo, algo que también fue advertido por compañeros de la universidad.

La mujer agregó que, el día posterior al crimen, fueron juntos en el Vento color marrón a un festival en Villa Floresta, y que en esos días su pareja vestía con una barba más cuidada, aunque luego cambió su aspecto y se alejó de la Facultad.

Por su parte, el tribunal, compuesto por los jueces José Luis Riera, Mónica Faber y Maximiliano Troyano, resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta este jueves 9 de octubre a las 8.30, cuando continuará la ronda de testigos.

El juicio avanza con testimonios que refuerzan la hipótesis de una premeditada emboscada a través de una fachada inofensiva: el uso de un caniche toy como señuelo para ingresar a los domicilios. La causa, seguida de cerca por la sociedad salteña, comienza a mostrar un entramado de pruebas que acercan a los acusados al núcleo del crimen.